Notas sociales #7
La obra original de Cowboy Bebop es digna de alabanza por cuestiones sencillas. Construye un relato del pasado y sus cargas a través de lo que no se dice. Los silencios, los fragmentos entre episodio y episodio, guiarán al espectador hacia el momento clave en el final de la serie: ESE diálogo entre Spike y Faye.
Entonces, CB propone una clásica historia del hombre contra el ayer. No necesita expandir su universo, ni colorear aquello que hay fuera de sus marcos; si quiera intenta vendernos una linealidad. Es una serie rota, como el vitral despedazado de la catedral en el enfrentamiento con Vicious; he allí la genialidad narrativa del ánime clásico. Incluso, sus momentos de tensión reposan en una melancólica forma de humor e ironía, una caracterización de personajes rotos, desencantados y divergentes, gastados como la tecnología de punta mezclada con los aparatos viejos del siglo XX. La tripulación de Bebop son parias hasta de ellos mismos. Solo Ein y Ed se han salvado de las redes del mundo.
-
El live action de Cowboy Bebop es una negación de la obra original. En esencia no es un problema si el resultado es una historia coherente, pues, hablas de una referencia a través de la omisión, que es básicamente lo que hace el CB original: el silencio y su poder de contar cosas.
La cuestión es que tenemos un producto disfuncional, que lanza zarpazos aleatorios a ver si le da a algo en el camino. Tiene momentos divertidos que no son más que remates que dejan más vacío que lo que se supone que intentan rellenar.
La tríada de cazarecompenzas parece atarse a los deseos de una sola persona, Jet, y el drama familiar que gira alrededor de este; y tiene tanto peso que se ausenta toda sorpresa.
A veces pienso que se esforzaron mucho en construir el decorado, y dejaron de lado lo que hace que ese entramado tome sentido: los personajes y la disposición/relación que tienen estos con su mundo. Los rastros de un western soberbio se hunden en un standup de ciencia ficción, aunque de vez en cuando adquiere la seriedad que necesita para volver sobre los rieles -un ejemplo es el episodio de Londes y el loop de la irrealidad-.
La palabra homenaje no es la correcta para describir esta adaptación. Tampoco usemos reinvención, ni reconstrucción, ni todas esos términos sacados de la manga por el reseñista de turno al que le pagan para que hable bien de todas las cosas terribles de la cultura pop contemporánea. En concreto: es un desastre palomitero y nada más. Digno de Netflix y de su poca perspectiva para tratar los mitos contemporáneos.
-
Llevo dos semanas sin leer ficción. Estoy atrapado en el bucle de las teorías literarias marxistas. No es por gusto.
Me sorprende esa dejadez intelectual al justificar los modos en que esta filosofía amoldaba la propia literatura a su propósito monstruoso, a los propósitos del Partido. ¿Qué hay de noble en eso? Incluso, aquellos “críticos marxistas dentro del marxismo”, en lo más profundo de sus reflexiones se les escapa el querer decirle a la gente cómo tiene que ser y cómo tiene que leer en pro de una utopía descabellada. Ya sabemos adónde llevan esos afanes, pero seguimos diciendo: wow, qué interesante este punto de vista.
Eran unos tipos desgraciados.
-
Luego de ver CB me antojé con un ánime pendiente: Trigun, de 1998.
Todo lo que debemos saber está condensado en el nombre del héroe: “Vash Estampida”. No necesitas nada más. Un vaquero con un precio altísimo sobre su cabeza en un futuro postapocalíptico.
Es un cuento de aventuras que da vueltas sobre el pacifismo, y de nuevo, sobre el pasado que no podemos retener.
Una maravilla.
-
En estos días leí un artículo que se preguntaba la validez de la ciencia ficción en Venezuela. Doy crédito por reflexionar sobre el asunto desde una posición de ignorancia y no desde el desdén. Hay una genuina búsqueda por responder, y eso lo aplaudo. Se los dejo acá: https://painkiller.wordpress.com/2015/03/11/se-puede-escribir-ciencia-ficcion-en-venezuela/
Y por supuesto, es válido escribir scifi, fantasía, fantástico, weird, noir, retrofuturismo, pulp y cualquier otra cosa que se aleje de la referencia mimética.
La ficción venezolana no solo son malos gobiernos ni elecciones fallidas. Y la crítica venezolana en general, y sus editores, deben entender eso.
Por allí leí otra anécdota. Cito: “Una vez asistí a un evento donde uno de los nombrecitos de la literatura de este país dijo, y lo cito textual, “Yo no quise leer el cuento cuando me di cuenta de que era sci-fi, lo puse a un lado”.
Estas posiciones hay que hacerlas risibles. Yo quisiera estamparme una camisa que diga: “Yo no quise leer el cuento cuando me di cuenta de que era realismo, lo puse a un lado”.
-
En el día del escritor venezolano, a todos mis profesores, les digo: perdón por tan poco.