Notas sociales #66
13/11/2023
Hay que preguntarse cuántas cosas damos por sentado, por imperecederas, y luego hacer el ejercicio de enfrentarlas ante la necedad.
Todo desaparece.
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El fino arte de ir por la vida acumulando recuerdos, personas, lugares y ratos, y luego meterlos debajo de la alfombra para posteriormente pretender que eso no existe, que eso solo es una bolsa de aire.
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Todas nuestras máscaras están bordadas con lo que decidimos ignorar.
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A un cuchillo de distancia.
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Escribir no me ha traído nada bueno.
Hacer música no me ha traído nada bueno.
El arte tiene la capacidad de hundirnos en un ciclo de inconformidad, que luego, por tercos, plasmamos en un lienzo/medio/formato/sistema de turno.
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Observar y disfrutar una obra contemporánea se trata de fruncir mucho el ceño y asentir.
Todos se darán por enterados de que se ha comprendido el disparate.
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Me gusta dar talleres porque nada de lo que digo realmente me pertenece. Enseñar es un acto de invocación; traigo hasta la mesa las palabras de quienes saben de verdad de qué va este oficio, y eso, en cierta medida, me reconforta.
Yo me debo a mis maestros.
Yo me debo a mis profesores.
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El mundo libre siempre estará en peligro. La libertad no es algo dado; siempre debe ser defendido hasta en los más minúsculos actos.
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Usted decide: la bota del libre comercio o la bota del Estado.
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Una Caracas para cada persona que la habita. Una ciudad que no deja de mutar. Un monstruo encerrado en las rutinas individuales.
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Que la muerte venga, pero que por favor no tenga los ojos de nadie.
