Notas sociales #65
09/11/2023
Desconozco en cuáles estadios de la existencia el horizonte no es otra cosa más que un capricho de los dioses.
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¿Adónde habrá ido a parar el vendedor de máscaras?
Tengo varios encargos.
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Sea pues, que estas notas sean muestras arrogantes de un pensamiento que antes lucía atractivo. Monotemas arcaicos, sin pulir, producto de mañanas sin oficio, de espasmos expandidos fuera del papel, una fuga de la decepción creciente que va de la mano con el convivir del mundo, con lo que aparentemente somos y dejaremos de ser.
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El disparate literario de creer que la literatura importa.
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Insalvable la experiencia
de vivir en retazos.
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La justicia no puede ser la bandera de tibios.
La gentileza no puede ser la bandera de tibios.
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A veces, sinceramente, me gustaría creer en Dios como ha sido concebido en nuestro occidente hegemónico más popular. No desde las iglesias, no desde el vaticano; sino como un refugio para las penas del día a día, como la ilusión de un entendimiento pleno e incondicional, justamente lo que en este mundo es raro de percibir del otro.
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1000 y piquito de dólares cuesta el Diplomado de Edición de Cavelibro. Han desbloqueado un nuevo significado sobre lo que es tener la percepción de la realidad alterada.
A las viejas copetúas del Cafetal les encantará.
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Se respeta a cualquiera, pero no así se le estima.
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Un primer tatuaje después de los 30 trae consigo una nueva forma de llenar los vacíos en el espíritu: se declara algo a través de la piel, y quizás a través del propio dolor de tatuarse.
Se crea un nuevo código, y con él, un recordatorio.
El truco de una vida corta es que se hace pasar por una larga.
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La cohesión del pasado, presente y futuro, es el dolor.
