Notas sociales #62

29/10/2023
El primer suspiro siempre vaticina una tragedia.
—
Estas notas son resabios de los días en los que ya no me habito, de los tiempos en que no soy más que un espantapájaros en un terreno yermo. Acaso son ventilaciones, no meditaciones, de un muñeco en piloto automático.
Miro mi mano. Se difumina. No hay nada más que la liviana calma de quien se sabe que ha dejado de respirar.
—
¿Cuántas primeras veces para aprender?
—
El mundo se pierde un poco cada vez que no levantamos la mirada del teléfono.
—
Me pregunto si existe el arquetipo del marginado. No logro precisarlo.
—
El desperdicio de pensamiento es unánime cuando escogemos perdernos de lo que pasa en el mundo por andar pajareando con el siglo XXI.
—
Siquiera el péndulo regresa al mismo sitio dos veces. El tiempo redimensiona el momento estático.
Sin embargo, allí sigue, luchando contra el tic tac, como si este no fuese más que una sombra de su propio movimiento.
—
Tanto arte para qué…
—
Uno aguanta esta vida porque se ha vuelto un recolector de consuelos. La mala noticia es que no hay para todo el mundo.
Toca compartirlos, supongo.
—
La ideología es hambre.
—
¿Y si ya no puedo encontrar belleza en lo cotidiano? ¿Y si lo extraordinario también me ha abandonado?
La mirada se me ha envejecido antes de tiempo. Se ha rendido.
—
Vivir es irse rindiendo.
—
Qué fea esa expresión «salir con las tablas en la cabeza».
—
Nada más desequilibrado que el intentar retener todas las certezas que se lanzan entre murmullos.