Notas sociales #61

24/10/2023
Dispersarse en el Abismo hasta ser atrapado por el sueño.
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El mundo no ha sido hecho para nadie, pero como quisiera que de vez en cuando mostrara su máscara más gentil.
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Nadie está destinado a saciar la sed. Todos los pozos se han secado; toca escarbar profundo en la tierra, y quizá con algo de suerte dar con un pequeño charco.
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Cada alma es un reemplazo potencial.
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La responsabilidad afectiva no existe. Son tus padres.
Y se fueron por cigarrillos para no volver.
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Cuando toca mandar mi biografía de autor para eventualidades, siempre pienso en arena. Quiero a veces reducirla a una o dos palabras, y me doy cuenta de que la verdad no hay que hacer tanto esfuerzo por eso: lo que se ha escrito allí, lo que está dispersado a lo largo de cuanta página me ha dado la oportunidad, es una chuchería salida de un delirio imaginativo sin importancia.
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Estoy sinceramente aburrido de la literatura y de todos los quebraderos que me ha traído. Son solo penas, malos momentos.
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Quiero ser lo que refracte la luz; no retenerla.
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Una noche en los bardos solucionaría la poca comprensión que tengo de las piezas desajustadas, el ritmo meandroso de una melodía que solo saca quicios en mis tímpanos.
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Me doy cuenta de que tengo meses que no veo una película. Me he desligado del cine, o mejor dicho: del entretenimiento nocturno de entregarse al menos por hora y media a los absurdos audiovisuales de turno.
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Me duelen los ojos. Mi cabeza pesa de lado a lado, como si el péndulo fuese un yunque balanceándose.
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De la gente que me desagrada hablo pestes.
De los que tienen un poco de mi cariño, peor.
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Nada peor que al Estado se le ocurra una idea.