Notas sociales #46

24/07/2023
Hay días parecidos a este en donde la nada parece ser una mancha que gotea del techo. Forma un charquito en el piso, que no se rehúsa a desaparecer por más que le paso un coleto. No sé de dónde viene; a veces pienso que viene de mí mismo, de algún rincón olvidado de mis miedos, de alguna tristeza que ha perdido su nombre al hacerse más grande que mi propio pecho.
Lo anterior no importa. Está allí, cayendo, agrietando la loza, como un martillo que se ha logrado liberar del herrero, libre para golpear, producto de una libertad que parece azar.
Todas las casas que habito tienen manchas.
No se piensan ir hasta que yo no me vaya.
—
No le pertenecemos ni al momento. La condena del ser humano es el manifiesto de la libertad y la autosuficiencia. Somos arena atrapada en el reloj.
Y si no pertenecemos, esta consciencia del espacio de diluirá entre todas las cosas a las que podríamos llamar hogar.
Ojalá tener un hogar.
Le pertenecemos al deseo, quizá.
—
Vuelvo sobre lo mismo, sobre el consuelo de imaginar que en otra dimensión habrá una versión de mí al que no le pesa la ausencia; una versión que no conozca lo que esta trae.
—
Pessoa decía que «Vivir es ir olvidando».
Yo solo recuerdo, recuerdo y recuerdo; encadenado a un calendario de hace una década.
Quizá no estoy viviendo. Morí en algún momento y las reminiscencias del ayer son mi limbo.
—
Vivir es irse rindiendo.
—
Solo en el silencio, el Abismo.