Notas sociales #29

M. M. J. Miguel
2 min readOct 10, 2022
The Land of the Forgotten Swords — Reza Afshar

10/10/2022

La mística de escribir no debería reducirse a patologías esotéricas. Concuerdo que el estado del pensamiento durante la creación es igual a la estasis; la mente se suspende, se entrega a una consciencia que va más allá de los valores operatorios de la realidad más cercana. Es por eso que la ficción, siendo como es, se atreve a romper nuclearmente la sucesión temporal de los fenómenos percibidos por la sensorialidad humana.

En la literatura imaginativa — la fantástica y sus derivados — los modos operatorios del pensamiento deben vaciarse de toda noción infectada por la creciente necesidad de representar. Las montañas ya no serían montañas, sino creaciones independientes, dotadas de una fibra distinta a cómo las percibiríamos en una tarde de senderismo. Ha entrado en juego el trabajo poético, estético y racionalizado de la creación, llevado a cabo por una pulsión humana que se remite a los más primigenios deseos de su alma: el contar historias.

Voy por los recuerdos como si planease entre ellos. Están en su justa distancia: cerca para observarlos, lejos para no perturbarlos. Es la única manera en la que toda congoja puede calmarse, porque del futuro ya no espero más que otra forma del abismo.

La vida consiste, quizá, en encontrarnos continuamente con los abismos, con toda una tipología del vacío, de la nada, de la quietud afilada.

Soy mi propia distracción cuando las paredes comienzan a contestarme.

Las noches se hicieron para extrañar.

Disto de ser un lienzo en blanco al que se le agregan colores y formas. Tal me siento como uno ya acabado al que el tiempo y sus vicisitudes van manchando a su antojo. La pradera borroneada ahora es un pantano; y las altas torres, dedos de una mano surgiendo de la tierra quemada.

Entré en una contradicción para los próximos años. Pienso que todo tiene el potencial de ser literatura, entendida esta como un estado irradiado de condiciones elevadas, tal como los budistas entienden el estado de Buda: no como una persona, sino como un fenómeno, una condición.

Entonces, dentro de su definición esquiva, la literatura es un escalón de divinidad a ser escalado y, por ende, ser percibido. La literatura es una inconciencia consciente de una práctica con el lenguaje que se remite desde el autor hasta el lector.

--

--

M. M. J. Miguel

Entusiasta de las artes escritas y sonoras. Recolector nivel experto de rechazos editoriales. Pirata de tierra firme. Letras UCV.