Notas sociales #120
23/09/2024 al 27/09/2024
Sorprendente que un licenciado en Letras, con una escuela de escritura y canal de reseñas online, no sepa distinguir ciencia ficción de Fantasía y tener el tupé de enorgullecerse de eso como si la categorización de registros, genealogía o taxonomía temática no fuese importante para el estudio de la propia literatura.
Ah, y de llamarla inentendible.
Claro, no me indignaría si la actitud no hubiese salido a raíz de un ¿comentario? de mi cuento en Los novísimos, ya saben, la antología que Abediciones (UCAB) publicó para posteriormente desentenderse porque solo saben pavonearse de feria en feria, con los pasitos y la boconería propia de los que se dedican a todo menos a la literatura.
En fin. ¿Por qué me indigna? Es obvio: Estoy picado y ya. Quisiera alguna vez desacreditar mi creencia de que me leerán después de muerto como una particularidad, como algo que está lejos siquiera de los umbrales liminales.
Me leerán cuando, desde los Puertos Grises, ya no pueda escuchar que ha valido la pena escribir.
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Lo inentendible fue mi cuento. Es claro eso. Creo que nunca me he hecho entender en mi narrativa, no hay punto medio; me desbordo o me falta. Lucho constantemente por atar todos los cabos, ensamblar mi imaginación, invocar la palabra correcta, o al menos la palabra que pueda sacar del paso a mi manejo pobre del lenguaje.
Siempre fallo. No hay cuento mío que merezca siquiera la atención de las malas reseñas. Entiendo el desdén cuando alguien se topa con mis caprichos imaginativos. Mejor omitirlos y pasarles de largo. No merecen el tiempo, la moneda con que pagamos las horas de lectura, parafraseando un poco al profe Sandoval. No debería narrar porque no sé escuchar. No sé ver el mundo como los autores que me gustan, como aquellos genios, como todos los que agarran el lápiz y brindan un mundo posible.
El profe Echeto decía que yo era homérico. No creo haberme desligado de ese mal.
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La vida es muy corta para perdonar.
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Ojalá dejen de lloverme ofertas en Buscalibre.
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Paola: «a ti te llegan correos de kultura, a mí me llegan correos pa rumbear. No somos iguales».
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El power metal es el canto homérico de los aedos contemporáneos. Basta que suene para observar la estrechez de alma del hombre moderno.
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[5:10 p. m., 25/9/2024] M. M. J. Miguel: que ladilla estos bajones
[5:10 p. m., 25/9/2024] Paula Andrea🌻: ¿De luz o emocionales?
[5:10 p. m., 25/9/2024] Paula Andrea🌻: Por favor especifique
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Siempre me parecerá monstruoso que el anonimato despierte sadismo. Bajo la máscara de una pantalla, de la inaccesibilidad a la identidad, se perpetúa una oscuridad vieja, una oscuridad primigenia que me hace, en cierta medida, asquearme de lo que somos capaces de hacer.
Desde romperle el cuello a un pájaro indefenso, mimetizar el comportamiento de un cerdo, acosar, romper las reglas con nuestras nuevas reglas; llevar dolor, así sea hacia un NPC en un juego de mundo abierto. Parece movernos la pulsión de generar dolor. Para generar dolor solo basta despersonalizar lo que tengamos frente a nosotros.
Se trata de una libertad mercenaria.
Esta libertad es falsaria, una estática de pensamiento que nos reduce a lo que, espero, no ser en el fondo: una bestia sin hogar.
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Natasha:
« — La mayoría de la gente no lee así.
— Pues, deberían».
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Si el escritor es un pequeño Dios, reniego de la divinidad.
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Yahnis: «¿Por qué no existen los narradores malditos? ¿Solo hay maldición en la poesía? No creo».