Notas breves #9
#9
Qué laboriosa es la quema de excusas en una autopista de disfraces. Por allí circunda la ciudad de las palabras jamás dichas y de los pensamientos dormidos, que en un dejo de ironía se acerca a la verdad propia del deseo. Están condenadas a pudrirse, a ser enterradas bajo el peso de una narrativa exigida por el miasma de la falsedad; enfermedad contagiosa de la que nunca se está a salvo.
Hay dardos que fallan el blanco solo por saber que hay un universo fuera de aquella trayectoria de tiro. ¿Por qué limitarse a un círculo de puntuaciones, que suben y suben a medida que se acercan al centro? Aspiremos a los bordes, a las fronteras, a los puntos ciegos entre materia y materia mientras se tocan, confabulando en contra de alimentar la percepción de una realidad diseñada para contenernos.
Me aparto, sin querer, de ese oficio baldío que crea ídolos en donde no los hay, huyendo, quizá, de ser parte de una generación que endiosa el día a día en sus detalles ínfimos. Son los reyes Midas de la banalidad, la pobreza y la estupidez.
No me toques; mejor mírame, y sabré qué tormentas son las que arrastras; esas que valen la pena conocer para llamarte amigo.
