Notas breves #3
#3
La memoria es un pasillo de cristal. Refleja, en su fragilidad, en su inconstancia temporal, la falsa permanencia de consciencia. Ojalá existiese una memoria de la memoria, tal como una gaveta segura — caja fuerte, quizá — en la que pudiésemos acceder a esos lugares despojados del tiempo y del polvo.
Hoy por hoy está esa memoria reciclada que intenta imitar a la imitación; la memoria que se pierde en la verticalidad de una pantalla, de un comentario fugaz o de notas breves como esta. Estamos a merced de libros prestados y libretas alquiladas. Daría la vida por guardar mis memorias debajo del colchón junto con mi dinero, menos real que mis nostalgias y mis culpas. Dejaría un espacio para aquel momento en el que te sonreí y me sonreíste, para aquel amigo que estuvo y sin haberse muerto ya no está, o para aquella verdad que poco a poco se transformó en mentira. Habría espacio para todo eso, pienso yo; y en dado caso, otro colchón solucionaría el asunto. Elige en dónde dormir.
Quisiera saber más de las intermitencias del corazón. ¿Puntos ciegos del sentir o la interrupción del verbo mismo? Como aquellos cocuyos que apagan y prenden sus lucecitas para apreciar la oscuridad en la que están inmersos y saberse necesarios entre tanta negrura. Quizá la oscuridad sea consciente de sí misma y busque desesperadamente la luz, la otredad que la aniquila y disuelve de a momentos, intermitentemente; no que la interrumpe, sino que muestra el vacío al que puede someterse un pensamiento, un fenómeno, una vida, un amor.
La desilusión como prueba de que existe la ilusión. La ilusión como evidencia de la decepción. Ambas como palabras irrefutables de la balanza de dualidades, nunca recta, siempre más de otra y menos que aquella. Por eso hay más pasado que presente, y a veces más futuro que pasado; pero nunca presente, pues a este le gusta escabullirse entre esas intermitencias, a través de esas viñetas entre casilla y casilla, en ese breve y minúsculo acto de pasar la página; allí donde no se lee, en la marginalia fuera de la marginalia.