Notas breves #18
#18
Ahora que navego en un surco de palabras artificiales me doy cuenta de la ineficiencia de mis jardines. Estos rieles de plástico, construidos por lenguas de plata, llevan directo a un valle desconocido a mis saberes. Dormir y despertar, dormir y despertar, dormir y despertar. Desaparecen las hojarascas que revelaban que el mundo era más que una amalgama condicional de placeres y egoísmos. Esta torcedura de tobillo me matará de sed, aunque ya parece que el agua prevista a mis males es arena.
Mi estómago reventará en un incendio.
Hay palacios de los que no puedo ser rey aunque serlo nunca me interesó. Solo me maravillaba por la maravilla en sí misma, por los bailes diamantinos y las cenas al calor de la lumbre, en compañía de una voz que rompía la decadencia del mundo. Miedo al chasquido de dedos, que desvanecerá todo — lo — que — (no) — existe — .
Hay teatros de teatros y carreteras de carreteras. Todo espasmos y pantomimas, que envejecen sus arrugas ciegas. Pasé de ser público a actor, y de actor salté a la escenografía más bufonesca. Ojalá pudiese carcajearme de mis pantanos, como una veleta que acude al viento, rogándole que sople en la omnipresencia de un cubo.
Esgrime tu lanza.
Apunta.
Deseché el escudo
a consciencia. Jinete a la distancia
te espero al límite de mis días.
